El actual aumento de la calidad de vida y las expectativas está cada vez más vinculado a un deseo de lucir joven y saludable. La prevención juega un papel fundamental y ello repercute en un incremento en la oferta de procedimientos de rejuvenecimiento facial y en la cantidad de opciones terapéuticas diferentes que generan tendencias en los tratamientos estéticos más prevalentes según la edad. El desarrollo de procedimientos estéticos mínimamente invasivos que priorizan la seguridad y resultados naturales favorecen mayor accesibilidad a la población a edades más tempranas.
Hasta los 25 años, la piel del niño y del adulto joven debe estar fotoprotegida, cuidada e hidratada con el objetivo de evitar los efectos nocivos de la exposición solar y conservar la barrera protectora que nos previene de manera natural del desarrollo de irritaciones y dermatitis. No se deben utilizar tratamientos que puedan resultar abrasivos en una piel todavía joven y delicada. Las principales consultas en este periodo están relacionadas con la presencia de patología congénita o adquirida:
- En el tratamiento de malformaciones vasculares (angiomas, arañas vasculares, puntos rubí, mancha de vino Oporto) mediante el uso de láser y luz pulsada.
- En la reparación de asimetrías o deformidades que estén presentes desde el nacimiento o sean secuelas de una intervención quirúrgica o un traumatismo. También son consultas frecuentes la mejora del labio fino o del dorso nasal y la ojera marcada, serán valoradas por parte del especialista una vez completada la etapa del desarrollo.
- Asesoramiento cosmético y manejo terapéutico de los cambios en la piel como el acné, la dermatitis, la rosácea o la cuperosis. La mayoría de estas consultas surgen en torno a la adolescencia por la aparición en esa etapa de algunos cambios en la piel, por la mayor percepción de anomalías previas y para mejorar la autoestima.
Entre los 25-45 años estableceremos pautas de prevención, cuidados básicos y trataremos los primeros signos de la edad como la pérdida de luminosidad y las primeras arrugas en caso de que empiecen a marcarse. En esta etapa es importante comenzar con cuidados médico estéticos de manera regular que contribuyan a mantener la piel revitalizada como la mesoterapia, el peeling químico, el láser no ablativo y la luz pulsada.
A partir de los 45-50 años se objetivan los primeros cambios morfológicos asociados al envejecimiento de las diferentes estructuras que hasta ahora daban soporte a la piel (hueso, los ligamentos, los músculos y la grasa). Estos cambios se hacen más notables al asociar flacidez cutánea. Es el momento de añadir a nuestros cuidados medico estéticos una adecuada reposición volumétrica con ácido hialurónico, para evitar zonas de hundimiento donde la piel se pliega y estimular la síntesis de colágeno con el uso de bioestimuladores o tecnología láser. En la zona de la frente, entrecejo y pata de gallo nuestras arrugas no se marcarán a esta edad si comenzaste a tratarlas en la década previa, si no lo has hecho, no es mal momento para empezar a cuidar la piel en esa zona y frenar la fractura cutánea gracias al tratamiento miomodulador .
La edad en la que se inician cambios y la velocidad de los mismos difiere de cada estructura específica y las particularidades de cada persona. Aunque existe una predisposición genética que no podemos evitar, la asociación de unos hábitos de vida saludables (dieta, ejercicio y evitar tóxicos) con los cuidados médico estéticos conseguirán mantener la piel sana y bonita durante más tiempo.