Cuando utilizamos un producto de alta calidad, adecuados a las características del paciente y respetamos su armonía conseguiremos a la larga una huella estética positiva en el paciente que repercutirá en una mejora estructural y de la calidad de la piel. Para ello es fundamental ponerse en manos de profesionales expertos que personalicen los tratamientos.
Nuestro principal objetivo: lograr una huella estética positiva
Para abordar el envejecimiento, de forma sutil, se utiliza el ácido hialurónico con distintos objetivos:
Para hidratar y revitalizar. Potencia la acción de las células regeneradoras reestructurando la piel y consiguiendo una hidratación profunda, un efecto antioxidante y una redensificación de la dermis sin crear volumen.
Para restablecer la piel degradada. Se usa ácido hialurónico específico para tratar finas líneas y arrugas superficiales en zonas como la región perioral o periocular. Y devuelve el tejido mullido sobre el que descansaba la piel antes de que se dañase por el pliegue recurrente de la misma zona.
Restaura el soporte óseo y de los compartimentos grasos gracias al depósito de ácido hialurónico en zonas de hundimiento que restarán sombras para aportar puntos de luz.