Desde hace unos años existe una tendencia a reducir las cirugías plásticas para invertir en las intervenciones estéticas menos invasivas, con mejorías progresivas y naturales como es la armonización facial.
La armonización facial es un conjunto de procedimientos estéticos que, cuando se combinan, mejoran la simetría del rostro, transforman algunas características y son capaces de ofrecer equilibrio estético y funcional.
Queremos transformar las zonas de sombra y surcos en puntos de luz y áreas de soporte para nuestra piel. ¿Cómo lo hacemos? Utilizando ácido hialurónico reticulado que nos aportará volumen.
Lo colocamos en ciertos puntos estratégicos y, con ello, conseguimos por un lado puntos de luz, como hemos mencionado anteriormente, lo que nos permite vernos mejor sin tanto hundimiento. Por otro lado, esa piel que ha estado hundida, al colocarse un «colchoncito» debajo, empieza a restaurarse poco a poco.
En el caso de nuestra querida paciente, hemos realizado un tratamiento continuo durante un año. Los cambios no se consiguen en un día; son el resultado de la constancia, el seguimiento y el mantenimiento.
Cambios sutiles pero elegantes. La misma esencia, pero con un mejor aspecto. En esto consiste la armonización facial de la que os hablamos hoy.